Frente a las declaraciones del 10, luego de la clasificación de Argentina para el próximo mundial, no se hicieron esperar las "reacciones" de la comunidad nacional e internacional. Apenas se conocieron las palabras de Diego, el escenario del sistema prendió todas sus luces de alerta, encendió todas sus sirenas, hizo correr su voz enfurecida, butaca por butaca ,de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda, utilizando sus extensos brazos, formados de los mass media y una cultura milenaria represora y culpógena.
La sociedad, apostól de la moral y las “buenas costumbres”, amantes de la hipocresía y de la demagogia , comenzaron a girar todo su engranaje para juzgar y castigar al “villano” que se desubicó, que no respetó los códigos, como si estos códigos fueran obvios, omnipresentes, incuestionables, como si estuvieran tallados en alguna piedra pérdida en el Tíbet . Y todo el mundo corre al gran evento, incluso los que ante la frase del 10 tendrían ganas de preguntarle : ¿“a donde hay que ir?", pero todos van para el mismo lugar, todos se amuchan para alzar su grito contra el insolente. Se acoplan las voces de los jueces del control remoto, todos toman rápidamente posición frente al personaje que no respeta los “valores sociales, y en ese juzgamiento no puede faltar la denigración social , “que se puede esperar de un negrito”, “no tiene educación”, "es un drogadicto" y sigue la lluvia de hipocrecía: “los argentinos no somos maleducados”, “nos hace quedar mal ante los ojos del mundo”. Inmediatamente después, comienza el mecanismo represivo, pidiendo un castigo ejemplificador. “que lo sancionen”, “la FIFA debería multarlo”, se arman miles de encuestas chatarras, en donde el 99,9% (el porcentaje de los “sanos”) opinan que deben sancionarlo. Los más benevolentes "exigen" un pedido de disculpas, otros gritan : "¡no lo dejen ir al mundial!", “hay que multarlo” . . . ¿ quién da más? . . “deberían echarlo”, y sinceramente me extraña que no se haya escuchado el siempre triste pedido de la pena capital.
Todos subidos a la arenga de este gran Circo Romano, todos carentes de sentido crítico corren tras la “manada” de lo "socialmente correcto", algunos moviendo sus alhajas, otros arañando la pobreza, nadie se quiere quedar afuera del gran espectáculo que sirve para lavar las culpas; intelectuales, periodistas, futbolistas, representantes del arte y la cultura, políticos, docentes, comerciantes. A todos ellos que están en esa tribuna, les digo de corazón . . . “QUE LA CHUPEN Y QUE LA SIGAN CHUPANDO”
La sociedad, apostól de la moral y las “buenas costumbres”, amantes de la hipocresía y de la demagogia , comenzaron a girar todo su engranaje para juzgar y castigar al “villano” que se desubicó, que no respetó los códigos, como si estos códigos fueran obvios, omnipresentes, incuestionables, como si estuvieran tallados en alguna piedra pérdida en el Tíbet . Y todo el mundo corre al gran evento, incluso los que ante la frase del 10 tendrían ganas de preguntarle : ¿“a donde hay que ir?", pero todos van para el mismo lugar, todos se amuchan para alzar su grito contra el insolente. Se acoplan las voces de los jueces del control remoto, todos toman rápidamente posición frente al personaje que no respeta los “valores sociales, y en ese juzgamiento no puede faltar la denigración social , “que se puede esperar de un negrito”, “no tiene educación”, "es un drogadicto" y sigue la lluvia de hipocrecía: “los argentinos no somos maleducados”, “nos hace quedar mal ante los ojos del mundo”. Inmediatamente después, comienza el mecanismo represivo, pidiendo un castigo ejemplificador. “que lo sancionen”, “la FIFA debería multarlo”, se arman miles de encuestas chatarras, en donde el 99,9% (el porcentaje de los “sanos”) opinan que deben sancionarlo. Los más benevolentes "exigen" un pedido de disculpas, otros gritan : "¡no lo dejen ir al mundial!", “hay que multarlo” . . . ¿ quién da más? . . “deberían echarlo”, y sinceramente me extraña que no se haya escuchado el siempre triste pedido de la pena capital.
Todos subidos a la arenga de este gran Circo Romano, todos carentes de sentido crítico corren tras la “manada” de lo "socialmente correcto", algunos moviendo sus alhajas, otros arañando la pobreza, nadie se quiere quedar afuera del gran espectáculo que sirve para lavar las culpas; intelectuales, periodistas, futbolistas, representantes del arte y la cultura, políticos, docentes, comerciantes. A todos ellos que están en esa tribuna, les digo de corazón . . . “QUE LA CHUPEN Y QUE LA SIGAN CHUPANDO”
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