Un viejo arriero llevaba las vaquitas del patrón todas las semanas a pastar a un campo vecino, una vez allí se tiraba siempre bajo el mismo árbol, se armaba un cigarrillo y lo fumaba.
Un día, mientras amasaba el papel con el tabaco, el arriero fue sorprendido por un puma que, con un gruñido, lo hizo alterar y perder el tabaco que estaba enroscando en el papel. El hombre tomó su facón y de un salto se ubicó en posición de ataque. Fue entonces que el felino se detuvo y le dijo:-¡para fierita! No te chivés que no es con vos la cosa.- a lo que el gaucho respondió con un pedido de explicaciones. El animal le comentó que se había desayunado unas terneras que él cuidaba y que le venía a pedir un cigarrillo.
Desesperado el peón ante lo oído se negó a la convidada e intento atacar al cazador de vacunos. Este último evitó la embestida. Ambos se miraron con odio, midieron distancias y el arriero increpó:-¿Cómo te vas a morfar mis vaquitas?¡El patrón se va a enojar!- a esta reacción la fiera replicó con acusaciones de alcahuete, botón, poca cosa y llorón. Para luego proceder a comérselo de un bocado y fumarle todo el tabaco.
Moraleja:1)No sea vigilante del jefe.
2)No sea amarrete con los puchos.
