jueves, mayo 28, 2009

La gripe del chancho burgués

La paranoia de la llamada gripe A, influenza del virus N1H1 o mal llamada gripe porcina a llegado a la Argentina. Después de haber zafado algunos días de la pandemia y haber cerrado las fronteras a los procedentes de México, no se pudo contener la entrada del virus. Sin embargo, una sorpresa irrita sensiblemente a la sociedad bien que se preocupa por los temas del país: La enfermedad que amenaza con eliminar a la humanidad de la faz de la Tierra y el Universo, sólo tocó a los chanchos burgueses, a esos que paseaban tranquilos por EE.UU.

Cualquier broma referente al asunto parece tener tonalidades oscuras, pero tiemblan San Isidro, Pilar y Barrio Norte, las barras y las estrellas llenaron de dudas a los cajetillas. Por supuesto que para los pobres alegrarse de esto es una tontería ya que al primer manoseo del patrón a la sirvienta, nos trasmite a los menos dotados económicamente de la gripe porcina y ahí estamos todos fritos. Sabemos que cuando un morocho se contagia el reguero de pólvora es inevitable.

No obstante y mientras tanto, antes que quedemos todos con las sentaderas al norte, permitanme esbozar una sonrisa por lo sufrido a los cerdos burgueses. ¡JA!
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jueves, mayo 07, 2009

Central - Newell's. La Guerra


Resulta que al ex intendente de Rosario, Horacio Usandizaga, actual presidente del Club Atlético Rosario Central, se le ocurrió de golpe y porrazo faltar a su palabra y darle 3.500 entradas al visitante, su clásico rival Newell's Old Boys. Esta decición, como todos supunían trajo aparejada una reacción violenta de un grupo de hinchas que destrozaron locales en el centro de la ciudad de Rosario. Sumado a un enfrentamiento ignorado por la prensa entre las barras de los distintos clubes. Obviamente la inoperancia de la dirigencia leprosa no logra hacerle pagar el costo político al "Vasco" Usandizaga de una decisión que sólo busca exacerbar la situación por demás de delicada a nivel histórico y permitir que se maten entre leprosos y canallas.

Ahora bien, en este contexto ¿Es justo amonestar a alguien que se saca la camiseta para festejar un gol? ¿O será que los segundos valiosos de televisión que tienen los sponsors de las camisetas son la excusa para acusar de violentos a tipos que logran el orgasmo del fútbol? Seguramente nadie se enoja cuando un jugador mete un gol. En todo caso pueden decepcionarse los rivales, protestarle al árbitro o ir a llorar a la iglesia. Sin embargo, algunos siguen repitiendo el discurso dominante sin mencionar que la violencia no importa, lo único que vale en este deporte es la tasa de ganancia.

Por supuesto que nadie piensa suspender el clásico rosarino, pero se podría jugar a puertas cerradas, o bien directamente sin hinchada visitante. Párrafo aparte para el gobierno de la provincia de Santa Fe. Tampoco cabe mencionar a los que comparan al clásico más caliente del planeta en una ciudad del Tercer Mundo con el Real Madrid - Barcelona.

Lo que si vale decir es ¡Nunca más una amarrilla para el que festeje un gol!
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