Aires de mejoría
Una mujer complicada, Katrina
Por Benjamín Martino

Él vivía en un barrio difícil. Poco era el trabajo que pudo tener, encima mal pagos. Tras 20 años de aparecer en el globo terráqueo, una decadente escolaridad y algunas experiencias delictivas, incluyendo sustancias ilegales; consiguió pareja estable. Ella tenía 5 años más, un empleo de cajera en una tienda, algunas cicatrices de su pareja anterior y un hijo de ocho temporadas. Con las jornadas de la gasolinera acercaba unos dólares que junto al pago de la tienda formaban un digno hogar para el nuevo hijo que venía en camino. Por primera vez pagaban con tranquilidad el alquiler. Además hubo ese día propuesta de matrimonio con anillo incluido. Tiempo atrás veían por televisión, y se enorgullecían que sus hermanos de color estuvieran en el frente de Irak, defendiendo la libertad. Sintieron por un tiempo que todo dependía del esfuerzo, que si un negro no se abandonaba podría lograr muchas cosas.

Su pasado rebelde había quedado atrás, no veía él razón en aquellos que irrespetaban las reglas morales de sociedad. Los negros educados son los mejores, solía decir en cenas familiares. Lugares a los que acudían sus primos y hermanos que llevaban una vida poco normal. Ese día que él le había dado el anillo antes de ir a trabajar, apareció esa otra, Katrina.

Algunos vecinos le contaron que la vieron mientras pedía ayuda arrastrada por las aguas. Solo dijo "Me parecía que los negros
éramos los elegidos de dios".